Fin del deseo de continuidad a un particular anhelo, que te quebranta y doblega, hasta agotar, toda posibilidad de lucha.
Expectativa marchita, predisposición mal direccionada; que te inhabilita del escenario proyectado, privándote del encanto de alguna ilusión; para brindarte la oportuna reacción de salvación al permitirte tomar impulso, logrando retomar un nuevo punto de partida, a una mejora desmedida.